Ir al contenido principal

The Leftovers: una arrastrada emocional


El nombre de Damon Lindelof es, para muchos, sinónimo de desastre. Una de las mentes maestras de Lost, quien, tras un final que, siete años después, hoy sigue despertando ampollas, perdió mucho del respeto que se había ganado. Muy discutido fue también su guión de "Prometheus", que revivía la mítica saga de "Alien". En fin, que este guionista y productor no era santo de devoción para muchos. Hasta The Leftovers. Y ahora, todos son fans de él, claro está.

Porque lo tenía muy difícil. Desde el principio Lindelof salió a decir a todos esos "racionalistas" que desean que todo se les explique de pies a cabeza, que no vieran "Leftovers", porque sería otro show con muchos misterios y que prácticamente el principal no sería resuelto. Es decir, para evitar otro linchamiento cibernético como el que sufrió tras finalizar la serie de la misteriosísima isla, prefirió aclarar de una vez el asunto. Muy bien, ahora el posible espectador ya sabe qué esperar, ya sabe a qué barco se está subiendo. Y para los que nos subimos, qué maravillosas recompensas disfrutamos por el camino. Y los que se bajaron, cómo deseo que se arrepientan por su desembarco. Porque HBO ha vuelto a darnos horas de calidad televisiva.

El dos por ciento de la población mundial desaparece un día cualquiera sin dejar rastro. Así, sin más. Hacen "poof". ¿Qué sucedió, dónde están, fueron abducidos, los reclamó Dios? No importa. En serio. Lo que importa es qué pasa con los que se quedaron, "las sobras". Lo que para algunos podría tener potencial para una historia paranormal, en realidad es uno de los retratos más desgarradores sobre el duelo. ¿Cómo lidias no como persona, sino como sociedad, con la pérdida repentina de un porcentaje de la población? ¿Cómo lo enfrentas, cómo intentas pasar página si no tienes un cuerpo que enterrar, que incinerar? ¿Cómo superas la negación?

Tremebundas interrogantes para una serie que las intenta responder a base de golpes emocionales, de actuaciones conmovedoras, de una música sublime que refuerza la tristeza, la desesperación, pero también la esperanza en que viven los diferentes protagonistas. Porque al final, también tenemos mucha catársis y eso da más valor a esta historia.
Arwen, ¿qué hiciste con Aragorn?
Cierto que la primera temporada le costó agarrar el ritmo, a muchos les pareció pretenciosa, que se revolcaba mucho en la depresión y que era aburrida. No negaré que al principio es todo eso, pero poco a poco, mientras conocíamos a estas personas más solos y desamparados nos sentíamos nosotros. Porque todos podemos ser Kevin o Nora o un miembro de la secta de los Culpables Remanentes, que visten de blanco, fuman y no hablan; son el recordatorio incómodo a todo el mundo, de que no deberían tratar de olvidar a los que se fueron. Estos sujetos misteriosos darán muchos problemas.

Entonces llegó la segunda temporada, un hito como pocos se han visto en la televisión moderna. Cada episodio era un descenso a los abismos, una lucha por respirar, un clamo a la vida, por "renacer". Es aquí donde Lindelof y Tom Perrolta (autor del libro en que se basó la primera temporada), empiezan a jugar mucho con hechos insólitos, a meter temas religiosos, filosóficos y hasta metafísicos. Describir la belleza y el tumulto que supuso esa segunda tanda de episodios es imposible, pero cómo nos dolió. Y cómo lo gozamos.

Finalmente, la tercera. Esta vez, en vez de 10, tenían 8 episodios para dar un cierre a la altura. Y lo lograron, aunque lo de la pasada sesión no se superó. Sin embargo, nuestros personajes, más perdidos que nunca, buscarán por todos los medios tratar de responder esas interrogantes que aquejan a la humanidad: ¿existe dios? ¿hay un más allá? ¿volverán los que se fueron? ¿estarán mejor ellos que nosotros? Bien, ese es un misterio que tal vez se resuelva y tal vez no, pero que a estas alturas del partido es menos que relevante. Solo importan ellos, las sobras, sus luchas, sus miedos, sus fracasos y éxitos. De verdad, más de una lágrima nos arrancará esta portentosa serie.


Hasta nunca, gracias por deprimirme.

Y darme esperanza.



Una muestra de la brillante, destructiva y hermosa banda sonora compuesta por Max Richter:



Comentarios

  1. La tengo pendiente para verla, como soy masoquista, seguro que termino amándola. Debo ser una de las pocas que no vio Lost. La dejé para cuando termine y luego leí tantas críticas negativas sobre el final, que ni me animé a ver todas las temporadas. Igual, me apunto The Leftlovers para un finde, como dices, de arrastrada emocional. Gracias por la reseña! Besos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola! Sí, el final de Lost no es lo mejor, pero para mí fue el viaje lo que contó. Ojalá te agrade Leftovers. Gracias a ti por leer, saludos!

      Borrar
  2. Hola!
    Me ha venido genial la recomendación, porque no quedan ya muchas series en mi lista por ver. Tiene pinta de dejar con la intriga del qué le pasó a ese 2% de la población, pero creo que la veré.
    Un saludo!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Vamos, no seas tímido, añade tu opinión a las Crónicas.

Entradas más populares de este blog

American Gods: 7 diferencias entre la serie y el libro + Reseña

Una de las series que más destacaron este año fue American Gods , gracias a su trama difícil de discernir y un rocambolesco estilo visual que baña cada uno de sus 8 episodios. Tamaña osadía es obra de nadie más y nadie menos que de Bryan Fuller, el legendario artífice detrás de la serie de Hannibal , que fue gloriosa . Y claro, también es gracias a Neil Gaiman , el autor del libro y uno de los referentes actuales en la fantasía . American Gods fue la primera novela que leí de él. Quizá me fui a lo más denso , pero me fascinó su propuesta. Así que, la combinación de Gaiman y Fuller era un sueño que no había soñado, aunque lo compré de inmediato. Y lo que nos presentaron, era justo lo que esperaba. Pero primero quiero recomendarles el libro de manera breve para que se animen a ver la serie también. Mi edición de Roca Editorial American Gods cuenta la historia de Shadow Moon , un hombre que sale de prisión solo para averiguar que su esposa ha muerto. Vacío y sin na

The Good Wife: bofetada coherente tras una deslucida temporada

El matrimonio formado por Robert y Michelle King ha logrado su cometido: alcanzaron las siete temporadas aun cuando las audiencias no eran siempre las mejores para los estándares de la CBS , pero el apoyo incondicional de los fans y sobretodo el respaldo de la crítica y los premios permitieron a The Good Wife llegar a esta longevidad. Fin . Así se llama el último episodio (vaya con la creatividad, como el "The End" de Lost ), del cual se han derramado ríos de tinta (cibernética) sobre el mismo. Es cierto lo que comentó Julianna Margulies : o lo amas o lo odias. Personalmente, en un principio lo odié , pero ya que tuve tiempo para procesarlo, no lo tengo tan claro. Tal vez mientras escriba me ayude a averiguarlo. Primero que nada hay que despedirse . Porque, dios, este era un gran show . Tan elegante , con tan buenos personajes y guiones siempre pegados a la actualidad política, tecnológica y a polémicas raciales. En resumen, que no hubo tema que The Good Wife

Crónica 1: Añoranzas y Pesares de Tad Williams

Historias que marcan I Cómo tardar 8 años en conseguir una saga Mi relación con Añoranzas y Pesares es una de “te encontraré hasta el fin del mundo”. Bueno, tampoco tanto, pero lo cierto es que tardé muchos años en procurarme los cuatro libros de la saga, 8 para ser exactos. Resulta que cuando era un adolescente imberbe que cursaba la secundaria llegué a casa de mi abuela y, como siempre, sabía que mi tío estaría jugando en su X-Box como desquiciado. La sorpresa fue que tenía varios libros en el tocador, unos tomos de pasta dura negra con la constante “Literatura fantástica” en la parte superior de la portada. Sin duda ya los identifican, eran esos de la colección de Planeta DeAgostini de la que seguro aún te faltan muchos títulos –a mí algunos-. Mi tío tenía la Dragonlance , el Elfo Oscuro , Crónicas de Belgarath y uno que me llamó más la atención, El Trono de Huesos de Dragón de un tal Tad Williams. Cada sábado que íbamos a casa de mi abue a partir de entonces me