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Once Upon a Time 5: placeres culpables desde Camelot y el Inframundo

Once Upon a Time hasta su tercera temporada fue una de mis cinco series favoritas. Si bien en ocasiones la consideraba un placer culpable, no siempre la veía con esa culpa que se ven, oyen o gustan ciertas cosas que no gritaríamos a los cuatro vientos. Y si bien su primera temporada seguía siendo mi preferida, la verdad es que la disfrutaba como un enano.

¿Por qué digo esto? Porque aún me divierte, en ocasiones me entretiene, pero son ya muchas la otras ocasiones en que sí siento algo de vergüenza en seguirla viendo. OUaT, desde la cuarta temporada, ha hecho un batiburrillo inexplicable de situaciones forzadas, tramas metidas con calzador, villanos que nunca lo son en realidad, personajes insulsos y desaprovechados y otras situaciones que no sé por qué la sigo viendo. O bueno, sí lo sé: Regina, Rumple, Zelena –a veces Hook- y ciertos episodios que son bastante entretenidos. Pero ya no es de mis series preferidas.

Hablando sobre esta quinta temporada, en un comienzo me pareció muy buena la idea de convertir al rey Arturo en el malo de turno, torciendo su mitología y poniéndolo como un rey obsesionado con la de sobra conocida profecía de Excalibur. Pero no sé si fue el actor o que el personaje en general terminó siendo un insufrible y un patético que, como ya viene siendo habitual con todos los villanos en esta serie, nunca logran nada ni son una verdadera amenaza para los protagonistas.

La quinta entrega volvió a repetir un recurso demasiado prostituido ya en esta serie: la de una “maldición” que les hace olvidar todo para que los guionistas tengan todavía una excusa para seguir con el recurso del flashback. Si en Lost esto llegó a convertirse en un suplicio, aquí está potenciado al doble e incluso al triple, y sinceramente aburre.

Al final, la Dark Swan tampoco fue tan Dark, pero las razones detrás de sus acciones –todo era por Hook- me parecieron bonitas y todo. Después nos engañaron con un Dark Hook–que duró dos telediarios- y como ya se les acababan los 11 episodios que a huevo quieren para una tanda de episodios, pues la situación se resuelve de la manera más “x” y alá, a mandarlo al Inframundo y Emma tras él, seguida por toda la troupe de inútiles con ella –y hablo de los Charming, Henry y Robin Hood.

Lo que sí me gustó de toda la historia en Camelot fue la revelación de que al daga del Oscuro era la parte perdida de Excalibur. Fue buena idea. También hacer un Merlín joven, rompiendo con el paradigma del mago viejo con sombrero puntiagudo. Lástima que tampoco fuera demasiado útil al final.
Y entonces aparece Hades y uno piensa: oye, este en un buen villano, seguro nos da la tensión que a esta serie desde hace mucho le hace falta. ¡Pero no! Resulta otro “malo” ridículo cuyo plan es bastante penoso, pero al menos nos regaló mucho más de Zelena. También se lo cargan de la manera más estúpida y fácil posible. Al menos en el proceso nos quitó al inútil de Robin, por mucho que suframos ver sufrir a Regina.

También nos deshicimos por un rato de Belle y aunque Rumple a veces ya también me canse, me gustó mucho que finalmente el personaje le dejara las cosas claras: soy un villano, te enamoraste del hombre y la bestia por igual y no dejaré de ser bestia cuando lo necesite, así que ¿lo tomas o lo dejas? Belle lo deja ¡bien por Belle!, pero Rumple la sigue cagando de lo lindo.

La verdad es que supuso un soplo de aire fresco que ya no les dieran tanto protagonismo a los Charming. Su “siempre te encontraré” ya estaba super explotado. Y aunque lo hayan sustituido con el Captain Swan, la verdad es que Hook es un personaje que siempre me ha gustado, pero espero no comiencen a abusar de ello.

Pero a pesar de todas mis quejas, si algo tengo que aplaudir a los blandengues de Kitsis y Horowitz es que no escribieran un retroceso en el largo y natural proceso evolutivo de Regina, quien sigue siendo desde el primer momento el mejor personaje de la serie. Matar a Robin espero que sirva para que deje de buscar la felicidad en un hombre y es que confrontada a lo fácil que sería volverse a dejar dominar por el lado Evil, me alegró que se desprendieran de su lado oscuro. Eso es un buen arco de personaje, sí señor.
Pero claro, la verdad es que extrañamos ese lado sexy bitch, así que para dejarnos a todos contentos, a los guionistas se les ocurre que la entidad malvada sobreviva y ¡yeih! Tendremos enfrentamiento de Reginas.

En fin, que aunque parece que no me gusta la serie, repito que me entretiene. Es lo que tienen los guilty pleasures. Ahí seguiré la siguiente temporada, aunque me enoja que personajes como Mérida, Mulan y Ruby –por cierto, qué buen acierto juntarla con Dorothy- solo sean usados de vez en cuando. Lo que sí puedo decir es que Mr. Hyde me causa mucha emoción y espero de todo corazón que no lo conviertan en otro blandengue enamorado o un sin chiste como a Arturo. Y es que a pesar de todo, esta serie siempre me hace tener esperanza en sus tramas, aunque luego no se resuelvan con tanto ingenio. Es lo sorprendente y por ello también sigo aquí.

En retrospectiva, creo que disfruté más la primera parte, la de Camelot, que la del Inframundo. Al menos Arturo era un incordio, Hades fue un: ooh, qué malo soy... oooh, Zelena, cómo me lo paras... el corazón.

Pero dios, que ya manden a Henry a la escuela y que sea lejos, muy lejos. No lo soporto.

Fin.

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