Este sexto episodio de la sexta temporada de Game of Thrones se sintió como una especie de coitus interruptus para ir a tomar agua, un capítulo de esos que se suelen llamar de “transición”, muchas veces de manera despectiva, pero que siempre son muy necesarios en toda serie de televisión. Realmente hay poquísimas que no tengan uno de estos, un capítulo pausado que a muchos no les gustará y lo considerarán aburrido. Claro, tampoco ayuda mucho que venga después de la emoción de “Hold the Door”, pero veamos qué nos dejó “Blood of My Blood”, pues hay detalles y revelaciones interesantes.
Primero que nada ya sabemos por qué andaban haciendo la mega escabechina de secundarios durante la primera mitad… para que cupiera la troupe de secundarios que teníamos mucho sin ver. Este capítulo no tuvo muertes, -bueno, si no contamos a los zombies quemados-, pero sí más regresos de otros personajes perdidos entre tanta trama, muchos desde la tercera temporada.
En primer lugar: Marco Antonio Solís… ejem, digo, Benjen Stark. Estoy seguro de que no se habían olvidado de este tío que también era un miembro de la Guardia de la Noche y que desapareció para angustia de Juancho Nieves. Resulta que un Caminante Blanco le clavó una espada de hielo, pero antes de morir los Hijos del Bosque lo encontraron y lo salvaron… clavándole una daga de obsidiana, justo como crearon a los fríos. Pero a ver, no está muerto, pero no es un Caminante, pero su cara se ve azul… ¿qué rayos es?

Fue un breve vistazo, pero pudimos ver al Rey Loco en su punto… de locura. ¡Quémenlos a todos! Y no solo eso, entre los flashazos también se puede apreciar cómo Jaime lo mata y después sienta su culo en el Trono. Una escena mítica de los libros que cuesta verla al principio, pero si le vamos poniendo pausa la verán. Por ahí hay una teoría que dice que Bran, viajando por el tiempo, será el causante de la locura de Aerys Targaryen –con todo lo que ello conllevó-. Nunca me ha agradado esta teoría, ya que la locura del papá de Dany se agravó por otras circunstancias, pero el hecho de que nos lo muestren un poco es gratificante como lector. Yo siempre he sido partidario de que deberían hacer una temporada spin off dedicada a la Rebelión de Robert, sería espectacular.


Lo que me lleva al punto que me alegra. Finalmente y tras sus patoaventuras vergonzosas en Dorne, Manita de Oro irá a Aguasdulces para sacar al Pez Negro y así vuelven a encauzarlo en su camino de Festín de Cuervos. ¿Y recuerdan qué otro personaje la semana pasada le mandaron para ese mismo lugar y que tiene mucha relación con el Jaime? ¡Qué habrá reencuentro! Y, además, parece que volveremos a ver a Bronn, ¡yeih!


Bien, espero habérselos aclarado. Continuemos para conocer a la familia de Samsito. El actor que interpreta a Randyll Tarly lo clava como el papá severo que desprecia a su hijo. Algo así como un Tywin Lannister, pero menos cabrón, pues este sí habría mandado a matar a Gilly y al bebé sin rechistar. Al menos Sam tiene una madre más dulce que aplaca al marido, que si no… Fue gracioso ver a la salvaje vestida con ropas de noble y la cena transmite incomodidad. Y, si Benjen no es Manofrías, Sam sí es manos-largas y se roba la espada de acero valyrio de la familia, Veneno de Corazón. Alá con estos nombres tan molones. Sin duda le será útil, recordemos que este acero también destroza en cubitos de hielo a los Caminantes. Lo que ya no entiendo es qué rayos hará Sam con su familia feliz. ¿Sí se irá a Antigua? ¿Los dejará por ahí ocultos?
Lo que me da penita es que no hayan puesto esa parte del cuarto libro cuando el barco en el que va Sam se detiene en Braavos y conoce a Arya sin saber que es Arya. Era una parte bonita en la que la pequeña lobo se enteraba de Jon era el Comandante de la Guardia y le daba mucho gusto. Le habría dado un poco más de vidilla al asunto, pero al menos la situación de una niña se complica porque una niña desobedece... otra vez.
Como lo decíamos, Arya no puede ser Nadie. Además, ha aprendido lo que necesitaba de los Hombres sin Rostro. Sabe cómo quitar una cara y convertirse en otra persona. Sabe luchar y cómo matar sutilmente. Por supuesto, la pequeña por mucho odio que traiga por dentro no es una bitch y no está dispuesta a matar a alguien que para ella no lo merece. Ahora tiene que huir, así que recupera a Aguja y se oculta. La niña malhumorada obtiene permiso de Jaquen para cargarse a Arya, por lo que parece que tendremos lucha a muerte entre las aguerridas Nadies.
Para el final del episodio tenemos otra vez una escena badass de Daenerys, gracias a que regresa Drogon y la Mil Títulos, como toda una máster, ordena que la esperen porque ya llegó su carruaje. ¿Y en dónde se dejó el caballo? ¡No me digan que se lo dio al dragón como comida! Pobre caballito. Bueno, ya sabemos que cuando Dany se pone en plan soy cool, lo logra, pero no creo que fuera necesario. ¿No les bastó a los Dothraki verla salir desnuda de las llamas para seguirla a donde la reina quisiera? A mí, sí.
Detalle: Dany pregunta cuántos barcos necesita para que todo su groso ejército parta a Poniente. Daario calcula que mil. Ja. ¿Recuerdan quién pidió la semana pasada que le construyeran justamente mil barcos? Desde que quemaron la flota de Meereen ya me olía que por aquí saldrían los tiros, pero me pregunto cuánto tiempo tardará Euron Greyjoy en llegar. No pueden esperar que nos creamos que en unos cuantos capítulos se construye todos esos barcos –cuando además en las Islas del Hiero tampoco es que haya mucha madera- y en otros pocos capítulos ya esté bien pancho con Dany. El Meñiquemóvil elevado al cubo. Santo por dios.
Excelente y divertida reseña, creo que me pasaré por aquí cada lunes.
ResponderBorrarSaludos
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Pues... hay que esperar.
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